El ser humano es, de natural, resistente al cambio. Cambiar costumbres, hábitos, lugares a los que vamos (nuestro bar de siempre, el sitio al que la familia va todos los años de vacaciones… ) nos cuesta mucho. Y cambiar de equipo tecnológico, ya sea el ordenador, ya sea el smartphone, a veces nos da mucha pereza.
En parte es natural, porque un cambio de este tipo conlleva a menudo un tiempo de adaptación a nuevas formas de manejo, y siempre obliga a dedicar un tiempo a reinstalar aplicaciones, configurar programas como los teníamos, pasar datos del equipo que se va a desechar…
Pero a veces hay claros síntomas que nos indican que ha llegado el momento:
1. El smartphone no arranca o tiene graves problemas:
Si el terminal no funciona está claro que debemos buscar una alternativa. Si funciona tan mal que nos hace perder un montón de tiempo en cualquier uso, también debemos valorar si no ha llegado el momento de cambiarlo.
2. El smartphone tiene limitaciones de memoria, velocidad, pantalla:
Según el uso que le demos, es posible que estemos apurando las prestaciones del terminal. El equipo funciona pero continuamente nos da avisos de que la memoria está llena o tiene una pantalla tan pequeña que no nos permite usar determinadas aplicaciones. O quizás queremos utilizar aplicaciones que necesitan más velocidad de procesador o de tarjeta gráfica (si algo va a saltos en pantalla, suele ser un síntoma de esto).
3. El sistema operativo se ha quedado obsoleto o es inseguro:
Si el sistema operativo del smartphone se queda antiguo, puede haber nuevas aplicaciones que ya no funcionen con él. También es posible que surjan nuevas amenazas que no estén cubiertas por parches ya que el fabricante considera que todo el mundo tiene que actualizarse a nuevas versiones y no merece la pena perder el tiempo en desarrollar para versiones antiguas.
4. Novedad tecnológica que compensa el cambio:
Si utilizamos el smartphone para alguna función concreta que otros terminales hacen mucho mejor, quizás haya que valorar el cambio. Un ejemplo es la velocidad de conexión a Internet. Si utilizamos el smartphone para dar acceso wifi a otros dispositivos, es más que probable que nos merezca mucho la pena tener un terminal con 4G.
Por cierto, recuerda que el equipo que se abandona, incluso aunque no arranque, no se puede tirar tal cual a la basura. Por una parte, porque contiene materiales altamente perjudiciales para el medio ambiente, así que su destino será un punto limpio o centro de reciclaje. Pero antes de llegar a ese lugar, tienes que asegurarte que los datos personales o de empresa que contiene son eliminados sin ninguna posibilidad de ser recuperados por otra persona.
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