En nuestro trabajo de asesoramiento a todo tipo de empresas nos encontramos muy frecuentemente con la situación de quien afirma querer superar la crisis pero, al mismo tiempo, no toma ninguna decisión con una cierta visión de futuro, como si todos los problemas fueran exclusivamente originados por la coyuntura económica y bastara con sentarse a esperar a que la economía mejore.
Está claro que una situación económica de desconfianza en general no es la mejor para garantizar el futuro de ninguna empresa, pero muchas están tan obsesionadas con la crisis que no ven las herramientas que se les ofrecen para tratar de salir de ella.
Aquellas empresas que están adoptando medidas para ser más eficientes, no sólo están logrando ahorros en el presente, sino que están sentando las bases para garantizar su supervivencia en la post-crisis, cuando se tendrán que enfrentar a empresas nacidas durante la recesión, con estructuras administrativas muy ágiles y con unos gastos fijos reducidos.
Te invito a que medites cuál es su actitud ante la crisis: ¿aguantar el chaparrón o tomar medidas para ahorrar en
procesos que ahora suponen gastos innecesarios?
Si optas por tomar el timón de tu futuro, hay muchas herramientas que te van a permitir gestionar mejor tu empresa: como un ERP para tener toda la información de su negocio, la factura electrónica, para ahorrar tiempo y costes materiales en el proceso de facturación, o un gestor documental, que simplifica el archivo y acceso a toda la documentación de la empresa, ya sea en papel, en ficheros o en correos electrónicos.
Alguna de estas herramientas, como la factura electrónica, será obligatoria a medio plazo –ya lo es en algunos países, donde ya no existen las facturas en papel-, pero la pregunta es ¿por qué hemos de esperar a que nos obliguen a utilizar una herramienta que no aporta sino ventajas? Si simplifica los procesos de facturación, reduce la burocacia y el tiempo dedicado a tareas administrativas, ahorra costes materiales, reduce los plazos de cobro y encima es barata comienzan a agotarse las excusas para no implantarla.
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