En el desarrollo de mi trabajo trato con todo tipo de empresas, desde autónomos hasta pymes de pocos empleados y a veces, pocas, con grandes empresas que tienen sedes en varios continentes. Sin embargo, habitualmente encuentro factores comunes a la mayoría de ellas: pocas, muy pocas entienden las redes sociales y cómo sacarles partido en la relación con sus clientes.
Lamentablemente, el nivel de «cultura tecnológica» del empresario medio español es muy escaso. Todos tienen claro que la empresa tiene que tener ordenadores, pero sacarles partido ya es otro cantar. Muchos no han oido hablar de ERPs, firma digital, factura electrónica… temas que deberían tener ya implantados para dejar de tirar el dinero en sus empresas.
Pero la cosa llega ya a niveles de vergüenza ajena cuando la conversación deriva hacia las posibilidades que las redes sociales tienen para la empresa. Muchos empresarios siguen pensando que los usuarios de las redes sociales son un grupo de freakies e inadaptados que están todo el día mandándose mensajitos por el móvil. Cuando les dices que entre las entidades que más utilizan Twitter en España hay una caja de ahorros, de entrada creen que les estás tomando el pelo.
Por suerte, parece que la nueva generación de emprendedores viene con las pilas puestas. El problema lo tienen las empresas que tienen al frente a un ejecutivo «no converso». Igual la empresa no sobrevive hasta que alguien, con los conocimientos adecuados para liderar una empresa en el siglo XXI, le dé el relevo.
(Este comentario se ha publicado también en el blog Cómo funciona Twitter
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